jueves, 26 de julio de 2012

Ejercicio para aumentar la calidad de la imaginación


Cuando utilizamos técnicas de memorización como los ejercicios para la memoriaque estamos aprendiendo en esta página resulta de gran importancia que las visualizaciones tengan unas particularidades para que la técnica tenga un mayor efecto.
En este artículo aprenderás como tiene que ser una visualización efectiva, que si llegas a dominar bien hará que tu memoria se dispare.


Imagina que estas utilizando una técnica como la asociación de palabras (sobre esta técnica mira aquí), en la que has de memorizar una lista de cinco palabras, como la siguiente:

Coche, Calle, Plátano, Bicicleta, Niño



Y empezásemos nuestra historieta de esta manera:

Hay un Coche en la Calle, pasa por el lado de un Plátano, luego pasa una Bicicleta y la mira un Niño.


Te aseguro que esta visualización gris y casi sin vida la olvidarás en menos de una hora.
La visualización ha de ser viva, en colores, inusual, una cosa que no pase nunca o si es imposible aún mejor, que tenga humor, que sea sexual, que tenga movimiento, velocidad, etc.
No ha de tener todas las características anteriores, pero si tiene muchas de las anteriores, mejor que mejor.
Ahora mira cómo sería una visualización con algunos de los ingredientes anteriores:

Hay un Coche  bailando en la Calle que también se mueve, de repente pisa una piel de Plátano y se cae sobre una Bicicletaque queda destrozada (salen trozos de bicicleta disparados), de repente llega un Niño con una fuerza sobrehumana coge el coche y lo levanta.


¿Te das cuenta de cómo cambia una historia metiendo vida, acción, cosas imposibles, humor, etc.?
Nuestra mente, diferencia esta información precisamente por eso porque es inusual, si la visualizas con nitidez, no vagamente. Te será muy fácil recuperar esa información mucho después.
Nuestra imaginación es una herramienta valiosa que no ha sido valorada por nuestros profesores y pedagogos, pero que sabiendo utilizarla nos da un poder que los demás (los que no la usan), no tienen.

lunes, 9 de julio de 2012

Resumen de dos libros de técnicas de estudio

Un método extraordinario de lectura veloz y comprensión del texto 

¿Por qué la lectura y el método de estudio son tan importantes? 
La  parte de los estudiantes -aun aquellos con inteligencia innata admirable- poseen un rendimiento limitado, que continuará al graduarse y más tarde al tener un . Son muchos los que no saben leer y escribir correctamente, o realizar distintas tareas que requieren de aptitudes intelectuales esenciales. 
De acuerdo a un estudio efectuado por el Departamento de Educación de los Estados Unidos, más del noventa y cinco por ciento de los alumnos en el último año de la escuela secundaria no dominan la lectura en forma adecuada, lo cual les permitiría triunfar también en los negocios o en su profesión. Asimismo, el cincuenta por ciento de los niños que comienzan la escuela nunca se gradúan. 
¿Por qué hay tantos problemas educativos? Es eviden¬te que hay numerosos factores socioeconómicos que actúan sobre el desempeño insuficiente de los alumnos. Pero ninguno de ellos requiere una intervención social o política total para originar un cambio provechoso. 
Otra de las causas principales de dichos problemas es que nuestras mentes siempre estuvieron condicionadas a leer o estudiar de manera lenta y tediosa. Pero no se debe avanzar a paso de tortuga, ya que es contraproducente; en realidad, es fundamental que asimilemos información con rapidez para poder mantener el nivel de atención y eficiencia, ya que de lo contrario será imposible progresar. 
Veamos por qué. 
Una persona normal -incluyendo los estudiantes lee alrededor de doscientas cincuenta palabras por minuto. Sin embargo, se estima que por la mente de esa mis¬ma persona atraviesa un promedio asombroso de cincuenta mil. 
Todos sabemos que pensamos mucho más rápido de lo que leemos, por lo tanto, ¿es natural que muchos se cansen o se sientan frustrados cuando lo hacen? Sus mentes veloces pueden almacenar muchísima informa¬ción, pero al leer tan despacio pierden el interés y se distraen. 
En muchas ocasiones he escuchado lamentarse a colegas y amigos, todos ellos profesionales: "Si sólo pudiera leer y absorber información tan rápido como la pienso... Pero eso es imposible, lograrlo seria sobrehumano". 
Tal vez esta idea del aprendizaje veloz no es tan absurda o fantástica como se cree. Sabemos que es imposible leer 50.000 palabras en un minuto. ¿Pero qué hay de 3000? Si una persona normal lee 250 palabras por minuto, le tomará casi siete horas terminar un libro de doscientas páginas (supo-niendo que hay quinientas palabras en cada una). Pero si puede alcanzar las 3000 palabras lo hará en menos de treinta y cinco minutos. 
¿Es esto posible? Lo es para aquellos que quieren aprender a aplicar las normas y pautas que se detallan en este libro. En realidad puedo garantizar que con mucha práctica, tanto jóvenes como adultos podrán llegar a las 1000 palabras por minuto en sólo unas semanas. Y si continúan con una ejercitación rigurosa podrán avanzar tanto o más que Richard. 
Para lograrlo todo lo que tiene que hacer es aplicar las técnicas que se describen a continuación: 
Asegúrese de que la lectura se desarrolle en un ambiente confortable. 
Debe procurarse elementos esenciales tales como una silla cómoda, un escritorio o superficie es¬table, buena iluminación y una habitación tranquila. A menos que el ambiente sea propicio para una lectura eficaz, su habilidad para concentrarse y sumergirse en forma amena y completa en el tema se verá perjudicada. Mientras lee, acompañe las palabras con el dedo, línea por línea. 
Comience de izquierda a derecha en esta línea y lue¬go vuelva su mano hacia el margen izquierdo como el carro de una máquina de escribir, así podrá repetir el movimiento en la línea inferior. Mueva su mano a una velocidad adecuada, sin apurarse. Sus ojos seguirán el paso del dedo. 
No retroceda cuando lee. 
De ninguna manera debe detenerse en un punto y repasar lo que ya ha leído. Trate de obligarse a seguir aunque crea que se le ha escapado algo o que su atención se ha desviado temporariamente. 
Trate de leer grupos de palabras en lugar de mirar cada palabra en forma individual. Pero hágalo en su propia medida, es decir, si se siente cómodo leyendo dos o tres palabras por vez, no se esfuerce a hacerlo con más. 
La "voz interior", la lectura común, es decir la de aquellos que no emplean el método de Evelyn Wood, comprende dos características dominantes: 
1. Está acompañada de una "voz interior", es decir, una tendencia a "pronunciar" las palabras en si¬lencio o en voz muy baja. 
2. Se desarrolla de izquierda a derecha, línea por línea, hasta terminar la hoja; y lo mismo con las páginas siguientes. 
Esta lectura característica se conoce como "lineal subverbal"•, debido a que las palabras suenan en la mente y se leen en forma horizontal, línea por línea. Algunos examinadores han documentado la calidad de la lectura subverbal, preguntando a la gente qué pasaba por sus mentes mientras leían y monitoreando sus cuerdas vocales durante la lec¬tura. Mientras se lee, a menudo se detecta una vibra¬ción en las bandas de tejido de la laringe. El carácter "lineal" se manifiesta al observar los ojos del lector. El movimiento predominante es casi siempre el mismo: de izquierda a derecha, atravesando la página. 
Pero el objetivo final es ir más allá de la lectura lineal subverbal, hacia otro paso importante: la técnica de lectu¬ra visual-vertical. En resumen, se trata de eliminar el "sonido silencioso" de las palabras para reemplazarlo por la percepción visual. Y por otro lado, se caracteriza por un movimiento rápido vertical dominante, en oposición al horizontal de izquierda a derecha. 
La mayor parte de lo que resta de este libro muestra en detalle cómo aprender los métodos que le permitan leer en forma vertical. Pero para ascender a ese nivel, primero debe perfeccionar el pasado fundamental: la lec¬tura lineal subverbal. Antes de continuar, me haré cargo de un interrogante que en algún momento debe haber pasado por su mente: una vez aprendido el método visual-vertical, ¿habrá opor¬tunidad de seguir usando el lineal subverbal, o el propósito es excluirlo por completo? En realidad se utiliza en muchos casos, y hasta por aquellas personas que han perfeccionado la lectura verti¬cal. Estos son algunos de los usos: 
En poesía. Muchas veces es más satisfactorio disfrutar del lenguaje y la rima de los poemas en forma subverbal, en lugar de experimentarlo con el método visual. Aun así es mejor leerlo en voz alta para recibir el verdadero impacto de la inspiración del autor. 
Libros de texto complicados. Si no entiende muy bien el vocabulario de un libro o un artículo deberá leer más despacio, línea por línea, para poder captar su significado. Los textos científicos o técnicos requieren una lectura lenta para poder analizarlos y comprenderlos. 
(Por el contrario, muchas veces el material más difícil se entiende mejor si se lo lee rápidamente con el método visual-vertical. Por ejemplo, es ideal primero repasar el material por medio de la lec¬tura veloz y luego releer las partes más complicadas con la técnica lineal subverbal.) 
Repaso por segunda vez. Quizá no interpretó lo que el autor quiso decir, en especial si se valió de frases rebuscadas o expresiones complejas que necesitan ser estudiadas o meditadas. 
En esos casos, es probable que quiera repasar dichos términos con detenimiento por un instante. La mayor parte de las revisiones y los repasos se harán con el método lineal subverbal. 
Chistes. Para poder valorar un chiste de un libro o una revista -o cualquier otra serie de relatos breves o aforismos-, casi siempre es necesario emplear el método subverbal. No hay manera de llevar a la prác¬tica la técnica visual-vertical cuando no hay continui¬dad de un punto a otro. 
Diálogos. Los adeptos a la lectura visual-vertical pue¬den terminar con novelas y obras de teatro en tiempo récord. Pero muchas veces el lector sensible e inteli¬gente puede querer reducir la velocidad de lectura para "escuchar" el intercambio de palabras de cada personaje. O bien puede querer disfru¬tar de la escena. 
Uno de los lectores más veloces que conozco, Dan Warner, profesor en Evelyn Wood, puede leer varios miles de palabras por minuto, y lo ha demostrado unas cuantas veces en público durante conferencias y por televisión. 
Pero también utiliza la lectura lineal subverbal. Por ejemplo, le gusta mucho leer la serie fantástica de Dune, historias de ciencia ficción del novelista Frank Herbert. Con este tipo de novelas cauti¬vantes, a menudo reducía la velocidad a 800 o 900 palabras por minuto en el último capítulo para "vivir" el punto culminante y el carácter de la trama, yeso no tiene nada de malo. 
El manejo de la velocidad durante la lectura es válido tanto para estudiantes como para lectores comunes, y con seguridad permitirá disfrutar y entender mucho mejor lo que se lee. 
Por otro lado también es un error creer que la mayo¬ría de los libros se disfrutan leyéndolos en forma lenta. En realidad, el impacto emocional o comprensión intelectual de muchos pasajes se for¬talece con el método acelerado visual-vertical. Por último, la selección entre estos dos métodos para el momento adecuado debe hacerla usted mismo. Un método práctico: si por algún motivo en parti¬cular el sonido de las palabras es importante, será buena idea utilizar el método subverbal. Pero si su objetivo principal es absorber el significado de lo que lee lo mejor posible, el sistema visual-vertical será el más apropiado. 
Cómo perfeccionar su voz interior 
La lectura lineal subverbal es claramente una parte importante del conjunto de habilidades que po¬see. Si la domina, le será más fácil dar el primer paso hacia la lectura visual-vertical. 
¿Pero cómo desarrollar esta serie de técnicas? Primero es importante evaluar en forma adecuada, con términos firmes y claros, con qué rapidez puede leer empleando el método lineal subverbal. Se¬gundo, debe aprender a anticipar y superar los niveles de velocidad con los cuales se enfrentará al ir aumentando la veloci¬dad. 
A medida que perfecciona la práctica de lectura pasa¬rá por los siguientes niveles: 
200 a 400 palabras por minuto: su capacidad de lectura es ineficiente. Hay regresiones frecuentes y periódicas, donde se detiene para repasar lo que ya ha leído. Su mente tiende a distraerse y la con¬centra¬ción es un tanto insatisfactoria. 
400 a 600 palabras por minuto: la lectura es un poco mejor. Casi no hay regresiones, y es proba¬ble que ayude a mantener el ritmo acompañando las palabras con el dedo. 
600 a 900 palabras por minuto: representa un nivel significativo de capacidad, ya que es la velo¬cidad máxima permitida para este método. La regresión desaparece, la concentración es elevada y el movi¬miento de las manos y los ojos es óptimo. 
La velocidad máxima que se puede alcanzar por medio de estos procedimientos es de 900 pala¬bras. En cierto modo, este número es la "barrera sónica" de la lec¬tura veloz. Para superarla deberá emplear distintos ele¬mentos y técnicas. Aquí es donde la lectura visual-vertical y el movimiento de manos son necesarios. 
Por otra parte, aunque la lectura "subverbal" subsóni¬ca es limitada, los que la han perfeccionado parecen volar a través de las páginas, desde el punto de vista de los lec¬tores que no han seguido el entrenamiento. La diferencia entre este nivel máximo y la velocidad promedio común de una persona es sorprendente. 
Piense por un momento: una persona que lee un libro de noventa mil palabras a 900 palabras por minuto, lo terminaría en cien minutos, o sea en una hora y cuarenta minutos. En cambio, a una per¬sona que lee un promedio de 250 palabras, le llevará trescientos sesenta minutos, es decir, seis horas. 
De cualquier manera, si no sobrepasa las 900 pala¬bras por minuto, su situación será mejor que la actual. Pero le prometo que cruzará esa barrera hacia el Entrena¬miento Mental, siempre y cuando quiera aprender prime¬ro los fundamentos de la lectura lineal subverbal, para después intentar con la lectura visual-vertical. 
¿Cuáles son estos fundamentos? Los elementos y las técnicas que necesita son en un princi¬pio bastante fáciles. A continuaci6n los presentaré, inclu-yendo algunos consejos y técnicas nuevas: 
Asegúrese de ver bien la página. Esto le parecerá un tanto obvio, pero le sorprendería saber la cantidad de gente que tiene que sostener el material de lectura a dis¬tancia, o cerca de la nariz para poder leer. Es muy impor¬tante usar anteojos recetados si los necesita. Aun si la gradación de los mismos no es la correcta, la visión será limitada y leerá con dificultad. 
Eso me recuerda a un estudiante que tenía hiperme¬tropía en un ojo y miopía en el otro. Sin ante¬ojos, podía leer con el ojo miope, pero no con el ojo hipermétrope. 
Debido a ello, pasaba meses esforzando la vista de un ojo solo para poder leer, hasta que decidió consultar a un especialista para que le recetara un par de anteojos. Con la visión correcta la velocidad de lectura aumentó en forma considerable. 
Busque un ambiente cómodo y tranquilo. Para con¬centrarse, necesita un cuarto o rincón tranquilo donde no pueda distraerse. 
Asegúrese de que haya buena luz, propicia para la lectura, ya que un lugar oscuro nos lleva a for¬zar la vista. Por el contrario, una luz demasiado brillante hace difícil la lectura y puede provocar do¬lor de cabeza. 
También es esencial tomar apuntes sobre una superfi¬cie firme. Mientras la técnica de estudio avanza y se desa¬rrolla, descubrirá que el cuadro sinóptico o los apuntes son una parte integral del proceso de aprendizaje. Pero para obtener buenos resultados, debe procurarse un escri¬torio o mesa que le permita escribir con comodidad. 
Escoja una silla confortable donde pueda sentarse derecho. Si se reclina mientras lee, le será difí¬cil sostener el libro y más aún tomar apuntes. Y si se inclina demasia¬do o se acuesta es muy probable que se duerma. 
Mientras analizábamos el tema durante una clase, una alumna objetó: "Estudiar es bastante abu¬rrido, ¡al menos quisiera relajarme cuando leo!". Pero examinando la situa¬ción descubrió que si bien descansaba -y hasta dormitaba de a ratos-, desperdiciaba el doble de tiempo. Con sólo cambiar de silla y de posición, el estudio se vio favorecido. 
Separe las hojas del libro. El aspecto mecánico de la lectura es también de gran importancia para aumentar la velocidad. Por eso es necesario preparar el libro para que sea fácil de manipular. 
Utilice el método del subrayado. Se trata de llevar la mano de izquierda a derecha por la página, siguiendo el renglón que está leyendo, como si estuviera trazando una línea debajo de las palabras. 
¿Cuál es el propósito? Primero, ayuda a coordinar el movimiento de los ojos con las manos a un ritmo determinado mientras lee. Su importancia se acrecentará más tarde, cuando aprenda otros mo¬vimientos de manos más complejos. Segundo, al ser continuo, evita que se detenga en palabras o términos aislados. Y tercero, impide que se apure y reduce la regresión. La explicación que daré a continuación es válida para la persona diestra que usará la mano derecha para rea¬lizar los movi¬mientos. Las personas zurdas harán lo mis¬mo, pero con la mano izquierda. 
Coloque la mano sobre la página con la palma hacia abajo, y con el pulgar junto o debajo de la misma. Relaje los dedos y extienda la mano. Deslice los dedos en forma horizontal por la página, justo por debajo de la línea que está leyendo. No pase por alto nin¬gún renglón. 
No retroceda cuando lee. Cuando lee debe adoptar una actitud enérgica y acompañar las palabras con la mano para resistir la tentación de volver a lo que ya ha leído. Cuando no hemos entendido un fragmento, la tendencia es releerlo. Eso debe evitarse. Si lo necesita, tendrá muchas oportunidades de volver al punto cuando termine de leer. Sin embargo, puede que encuentre el material que no enten¬dió más adelante, o quizá descubra que no era tan importante después de todo. 
La mayoría de las personas lee despacio porque se permite distraerse o volver a leer partes que no entendió. Pero si se lo propone, puede eliminar esa mala costum¬bre y la velocidad mejorará. 
También, el temor a no captar los datos importantes se apodera de muchos lectores. Como resul¬tado, leen, re leen y vuelven a leer en un esfuerzo por entenderlo todo. Esto tiende a empeorar la comprensión y la interpre¬tación en lugar de mejorarlas. Distintos estudios muestran que la lectura rápida y sistemática con poca regresión, aumenta la comprensión. De esta manera no se perderá de nada importante y además la continuidad facilitará el entendimiento de la fluidez del texto. Pero es necesario dejar de lado el miedo y aventurarse para poder confir¬marlo. Este tema se hará presente varias veces en el libro. Por ejemplo, al tratar de cruzar la barrera de las 900 palabras por minuto con la técnica visual-vertical, en seguida lo dominará la ansiedad, y se preguntará: “¿Cómo haré para leer así? ¡No entenderé ni recordaré nada!" Si ya le ocurrió alguna vez, no se preocupe. Con un poco de práctica verá que no hay razón para tener miedo de abordar lo desconocido. Al familiarizarse con las técnicas la ansiedad desaparecerá. Lo mismo sucede con la regresión.  Puede ir a lo seguro -es decir, releer- si piensa que se perdió de algo. Pero si trata de no hacerlo, notará que la comprensión y la velocidad en realidad aumentan. 
Los fundamentos del proceso de lectura múltiple 
Este concepto se basa en cuatro principios fundamen¬tales para tener en cuenta: 
Primer principio: Debe aprender a ver y aceptar las palabras y frases fuera de su orden normal. 
Para ello, divida la página a la mitad con una línea vertical imaginaria. Después, trace una serie de cuatro o cinco líneas paralelas que la crucen en forma horizontal. Las palabras, entonces, quedarán encerradas dentro de varios rectángulos. Comience a leer mirando el grupo de palabras del rectán-gulo superior izquierdo; luego, el superior derecho; de allí diríjase al rectángulo inferior del lado iz¬quierdo; y así sucesivamente hasta terminar la página. Es probable que asimile casi todas las palabras de cada rectángulo a primera vista. Pero no seguirá el mismo orden en que fueron escritas, como cuando lo hace línea por línea. Y lo más importante de todo es que puede del mismo modo entender lo que el escritor dice, aunque lea en forma desorde¬nada. En otras palabras, su mente al absorber in¬formación no se limita sólo al orden en que están dispuestos los conceptos. Des¬cubrirá que la ló¬gica del autor, su estilo y otros aspectos del texto emergen con claridad. Este mismo principio se aplica cuando lee de abajo hacia arriba o de derecha a izquierda. 
Son necesarias varias horas de práctica y dedicación para perfeccionar esta percepción de material escrito confuso, que nos permite obtener gran cantidad de infor¬mación aun en la primera tentativa. 
Uno de los fundamentos del Entrenamiento Mental es captar grupos de palabras en un orden alte¬rado. Cuando practique velocidad de lectura más adelante con este tex¬to, no tema hacer la prueba. El ejercicio de estas técnicas, le ayudará a prepararse para atravesar la barrera de las 900 palabras, al-canzando velocidades mucho mayores y con un nivel de comprensión superior. 
Segundo principio: Cuando lea, acceda al sentido visual en oposición al auditivo. 
Como ya sabe, el método lineal subverbal es el más común, siguiendo las palabras línea por línea y "escu¬chándolas" en la mente. Sin embargo, los lectores más veloces y eficientes se desplazan en una línea vertical, dependiendo únicamente de sus ojos. 
Por ello, debe estar preparado para creer sólo en lo que sus ojos ven. No es imprescindible "escu¬char" el soni¬do de las palabras para que se graben en la memoria. 
Suelo comparar este mecanismo con una persona que mira una pintura, una fotografía, un reloj, un paisaje hermoso de campo o a otro ser humano. Cuando ve a una persona que conoce, lo asume en¬seguida; no tiene que meditarlo y decir para sí: "Ese es Joe", sino que ve a Joe y de inmediato acepta lo que sus ojos le muestran. Lo mismo sucede con la lectura visual. Debe aprender a confiar en sus ojos, aunque por años haya estado condi¬cionado a memorizar las palabras haciéndolas resonar en la mente. 
Para comenzar, quiero que en las próximas seis pági¬nas emplee de dos a cuatro segundos por cada una. Al mismo tiempo, diga en voz alta palabras que considere importantes y también, formule para sí algunas preguntas sobre el tema. No importa qué palabras elige o qué preguntas hace; lo esencial aquí es mantener la voz "ocupa¬da", para eliminarla del proceso de lectura. Pero mientras lee en voz alta, no detenga el movimiento de los ojos. Siga avanzando con el ritmo de dos a cuatro segundos. 
Ahora comience el ejercicio. Cuando haya terminado regrese a este punto. 
Este acercamiento a leer en voz alta, es para ayudarlo a desarrollar una práctica más activa y enér¬gica, que le permitirá establecer objetivos específicos, generar la refle¬xión y leer el material con más rapidez y eficiencia. 
Es importante distinguir la lectura en voz alta de la subverbal, ya que con la voz ocupada -desta¬cando pala¬bras claves aisladas-- bloqueará la posibilidad de que resuenen en su mente. Esto es com¬probable con sólo seguir las instrucciones.
Si está en un lugar público, como la biblioteca o sala de lectura, pronuncie las palabras en un su¬surro para no molestar a los que se encuentran a su alrededor. Cuanto más practique, mejor aceptará el valor visual del texto, lo que evitará tener que verificar o revisar mate¬rial más adelante. 
Tercer principio: Debe aprender a leer en forma ver¬tical. 
A medida que aplique las técnicas del Entrenamiento Mental, la tendencia será leer hacia abajo y no en forma horizontal. También hará buen uso de la visión periférica: podrá comprender muchas palabras del rectángulo que sus ojos están enfocando. Esto acelerará la lectura mucho más que si lee horizontalmente, pala¬bra por palabra. ¿Qué ocurre cuando leemos en forma vertical? Los ojos se mueven casi todo el tiempo hacia abajo, eligiendo palabras sueltas al azar para alcanzar a captar todo en cuatro segundos. 
Más adelante descubrirá que puede desacelerar el ritmo a ocho o diez segundos por página, ob¬te¬niendo los mismos resultados. Y no sólo eso, sino que entenderá el texto mucho más si logra un promedio de diez segundos a 2000 o 3000 palabras por minuto, que si lee línea por línea empleando hasta dos minutos con cada hoja. 
Cuando aumentamos la velocidad de lectura, al mis¬mo tiempo nuestra percepción se extiende a su máxima amplitud para captar lo más posible, haciendo buen uso de la visión periférica. 
Para que entienda cómo funciona, detenga la lectura por un momento y fije la vista en algún ob¬jeto del lugar. Aunque esté concentrado en ese punto, trate de ver otros objetos o movimientos con el rabillo del ojo. Sin mover los ojos de ese punto, verá que puede captar muchas otras imágenes que ocurren a su alrededor. La visión periférica es tan importante, que durante el entrenamiento militar nocturno enseñan a la infantería a no mirar directamente el objeto si quieren verlo con clari¬dad. Mu¬chos estudios y experi¬mentos prácticos demostra¬ron que la mayoría de las imágenes se ven mejor durante la noche cuando se observan de esa manera. 
El procedimiento es el mismo para la lectura: al enfo¬car un punto dentro del rectángulo, englobará gran canti¬dad de palabras y frases a la vez. Y cuanto más palabras capte, más rápido avanzará en el texto. 
Cuarto principio: Interprete la estructura de lo que lee. 
Esto significa concebir la forma o estructura básica de la totalidad del texto, ya sea un libro, artí¬culo o cualquier otro material de lectura. La idea es que antes de que comience a leer el libro, señale el argumento, quién es el autor, cuál es el propósi¬to, el tema y el contenido, el tono o carácter emo-cional (por ejemplo, en qué medida el autor trata los aconteci¬mientos, emociones, pasiones u otro tipo de sentimientos y mensajes), y cómo todo eso se ajusta al curso de la obra. Y aquí es donde se hace presente el primer paso del Proceso de Lectura Múltiple: la comprensión general, por medio de la cual captamos la organización del libro. 
El Proceso de Lectura Múltiple -o de "exposición múltiple"- comprende cinco etapas: 1. compren¬sión general; 2. análisis previo; 3. lectura; 4. repaso final; y 5. repaso general. A continuación descri¬biré con más detalle el propósito de cada una. 
Comprensión general: El objetivo es leer el texto con rapidez para determinar la organización, la estructura y el carácter general del libro. Entre otras cosas, debe consultar la tapa o la cubierta para conocer el contenido y los datos del autor; leer el prefacio o introducción, que le dará el concepto general del argumento; citar el lugar y la fecha de edición; y esta¬blecer por medio del índice la orga¬nización del libro. Por último, recorra el libro al ritmo de un segundo por página (con un libro de trescientas páginas, demorará cinco minutos). Mientras lleva a cabo este proceso no debe preocu¬parse por "leer", pero debe formular distintos interrogan¬tes sobre el tema 
Esta etapa es una de las que menos tiempo le llevará, y le permitirá englobar los conceptos gene¬rales de un tex¬to en forma organizada. 
Lectura: En esta etapa ya le está permitido "ver" cada palabra para asimilar y memorizar los datos esencia¬les que utilizará en un examen o investigación. 
Primero, repita el análisis previo de las subdivisiones principales del capitulo como en la etapa anterior. (Para una novela o cuento corto no será necesario.) Después, lea esa parte a una velocidad rápida conveniente, sin omi¬tir líneas o fragmentos ya que ahora no está analizando ni saltando de palabra clave en palabra clave. 
Mientras lee no subraye las palabras, sino haga mar¬cas con lápiz en el margen del libro, como lí¬neas, verifi¬caciones, signos de interrogación y otras anotaciones que lo alerten sobre dónde hay algún punto difícil o importante, y que pueda utilizar cuando estudie más ade¬lante. 
Si hace las marcas con conciencia se mantendrá acti¬vo y en contacto permanente con el tema. Por ejemplo, le recomendamos que después de que leyó una vez, vuel¬va a hacerlo pero con más rapidez, concentrándose en las partes relevantes que marcó, en particular los signos de interrogación, ya que refieren a puntos que resultaron poco claros la primera vez. 
Le aconsejamos no subrayar las frases o palabras por¬que puede perder el control y marcar más in¬formación de la que necesita, como es común en muchas personas. Además, retrasa el aprendizaje y la memorización, en lugar de ayudarle a captar los hechos y conceptos de inmediato. 
Algunas personas objetaron: "¿Pero no lleva la misma cantidad de tiempo leer el libro una sola vez como lo hacía siempre, que pasar por análisis, comprensión, lectura...? 
La respuesta es no. Comprobará -por medio de su experiencia o por otros ejemplos- que el método de exposición múltiple aumenta la comprensión y lo acerca más al material de lectura en mucho me¬nos tiempo. 
Cuando finalizó esta etapa, obtuvo la información que necesitaba y la entendió, puede agregar detalles que con¬sidere importantes al cuadro sinóptico que había prepara¬do con anterioridad: está listo para el repaso final. 
Repaso final: Si se trata de un libro de texto, es con¬veniente llevar a cabo esta etapa después de cada capítu¬lo; en cambio con las novelas debe hacerlo al finalizar la lectura. 
Este es el momento de leer el material en forma com¬pleta, y relacionar los capítulos o partes entre sí, además de hacer cambios apropiados en el cuadro sinóptico. 
Repaso general: Cada tanto -una vez por semana ¬le aconsejo releer los apuntes para refrescar la memoria y relacionar ese material con otro de la misma materia. 
Como puede ver, dedica sólo una parte del tiempo a lo que llamamos "lectura". Además, si una persona nece¬sita absorber material académico o profesional en gran cantidad debe emplear menos tiempo en la lectura y ocu¬par una buena parte para la comprensión general, el aná¬lisis previo, el re¬paso final y el general. 
Sugerimos esta guía para administrar mejor el tiempo: Al preparar un tema para examen utilice la misma cantidad de tiempo para el análisis previo, la lectura y el repaso final. Si es material de inves¬tigación, sin embargo, es mejor otorgarle menos tiempo al análisis previo y el repaso final -casi un tercio del tiempo total consagrado a esta tarea- y la mayor parte dedicarla a la lectura. Además, si lee por placer, debe utilizar más tiempo en la lectura y menos en el análisis previo y el repaso. 
¿Qué nivel de comprensión alcanzamos en cada eta¬pa del proceso? Expertos en el tema han des¬cubierto que hay cinco niveles de comprensión que corresponden de alguna manera a las cinco etapas del Proceso de Lectura Múltiple: 
Primer nivel de comprensión: En la etapa de com¬prensión general debe captar palabras y con¬ceptos aisla¬dos. El nivel de comprensión durante este proceso es del diez al veinte por ciento, es de¬cir, sólo estará capacitado para contestar una o dos preguntas de cada diez de las que ha preparado. 
Segundo nivel de comprensión: Con un rápido aná¬lisis previo dos segundos por página- el nivel de com¬prensión aumenta a veinte o cuarenta por ciento, ya que obtiene más información sobre con¬ceptos importantes. 
Tercer nivel de comprensión: Con un análisis del tema un poco más lento (más o menos cuatro segundos por página), el lector ya domina pautas significativas, ide¬as principales y temas claves, aumentando la comprensión a un cuarenta y sesenta por ciento. 
Cuarto nivel de comprensión: Leyendo un poco más rápido que lo usual, es posible distinguir da¬tos, ideas o detalles relevantes al trabajo que está realizando. La com¬prensión en este punto registra un sesenta u ochenta por ciento. 
Quinto nivel de comprensión: Por último, leyendo a un ritmo cómodo aunque veloz, la compren¬sión alcanza un ochenta por ciento, ya que pudo asimilar todo el material necesario como para apro¬bar un examen o cumplir con objetivos determinados. 
Una de las marcas identificatorias de la propuesta de Evelyn Wood ha sido el concepto de movi¬miento de manos. Si ve alguna vez a una persona mover sus dedos por la pági¬na de un lado para otro, o de arriba hacia abajo con gestos extraños, sin duda se trata de un alumno de los Centros de Apren¬dizaje Wood. Como ya sabe, Evelyn Wood descubrió este ejercicio mientras quitaba la suciedad de un libro que había arroja¬do al suelo; al hacer lo con cada página, comenzó a leer al mismo tiempo a velocidades supersónicas. Con los años esta técnica fue perfeccionada hasta lograr varios tipos de movimiento de manos para cada propósito. Además, al dominarla querrá experimentar sus propias variaciones, como mu¬chos de los alumnos de Evelyn Wood que han desarrollado técnicas diferentes, apropiadas para cada una de sus necesidades y preferen¬cias. 
¿Para qué utilizar el movimiento de manos? Podemos observar tres funciones básicas: 
Ayudan a dirigir el ritmo veloz de la lectura. 
Aumentan la concentración, ya que si se distrajo por un momento, sólo recorrerá la página con sus dedos y al darse cuenta de ello volverá en seguida a la reali¬dad. 
Previenen la regresión, es decir, repasar lo que ya ha leído. 
El recorrido que tiene que seguir su mano al hacer los movimientos puede ser: el método del sub¬rayado, el movimiento en S, el movimiento del lazo, el movimiento en X. Hay muchas otras técnicas que los lectores han crea¬do y utilizado de acuerdo a las necesidades y comodidad de cada uno. Por ejemplo, un grupo de estudiantes desarrolló una variante que llaman "arrastre", que consiste en desli¬zar los dedos de la mano derecha de arriba hacia abajo por cada página. Otros cierran el puño y ex¬tienden los dedos índice y meñique, formando un cuerno, y mientras llevan la mano hacia abajo, los ojos van y vienen entre los dos dedos extendidos. Usted es libre de experimentar con éstos y otros movimientos mientras desarrolla la lectura, pero por el momento le sugiero que se limite a los más comunes que he descrito. 

PREPARANDO EL "REGISTRO MENTAL COMPUTARIZADO" PROPIO 
¿Cuál es el objetivo principal de la lectura y el estu¬dio? Obviamente, recordar el material leído para aprobar exámenes y pruebas, o para utilizarlo con fi¬nes persona¬les. 
¿Cuál es la mejor manera de recordar y usar el mate¬rial? Otra respuesta sencilla: tomar apuntes. 
Pero la mayoría de las personas no saben tomar apuntes eficaces que las ayuden a recordar y utili¬zar los hechos y conceptos importantes. En general, lo hacen de dos maneras: 
- Escriben cantidades de palabras en un cuaderno, empleando una prosa con pocos párrafos o casi ninguno. - O hacen un resumen, con varios puntos incluidos en otros puntos, sin premeditación y planificación ade¬cuadas. 
Ambas propuestas son contraproducentes porque incitan a la mente a mantenerse fuera del pro¬ceso de aprendizaje y memoria, con los apuntes pesados y desor¬ganizados y utilizando los ojos y las manos más que la mente. El lector ve el material en la hoja y después, sin pensar mucho en ello, anota todo en un pedazo de papel, sin evaluar el tema ni intentar fijar los puntos principales en su memoria. 
Por el contrario, hay otras técnicas que con seguridad comprometerán a su mente a reflexionar so¬bre el texto desde un principio. Con esto es posible transformar la mente en una computadora y los apuntes en la impresión de los datos que se hallan en ella, los cuales deberán refle¬jar un entendi¬miento completo y profundo del tema a tra¬tar. El resultado final es el aumento significativo de la habilidad para recordar y utilizar el material de lectura. 
¿Qué es el cuadro sinóptico? 
En los Centros Evelyn Wood preferimos llamar a los apuntes "cuadros sinópticos", porque su fun¬ción principal es organizar el material que ha resumido mientras estu¬diaba. 
La habilidad para la sinopsis es la misma que para escribir o relatar con sus propias palabras la in¬formación que obtuvo de la lectura. Eso quiere decir que está ligado en forma directa al proceso de memorización. 
Una persona que tiene buena memoria -incluyendo la habilidad para exponer con destreza los hechos y con¬ceptos que recuerda-, obtendrá buenos resultados en cuanto a comprensión y califica¬ciones escolares. En reali¬dad, se podría decir que si ciertos estudiantes o profesio¬nales triunfaron, fue porque aprendieron el arte de regis¬trar información clave en su memoria. 
Dos de los elementos principales que estimulan la buena memoria son la asociación entre los da¬tos varios y la impresión que quedó en nuestra mente de lo que leí¬mos. Muchos expertos recomien¬dan, por ejemplo, unir distintos temas por medio de imágenes mentales, o tam¬bién combinarlos con situaciones dramáticas, absurdas o graciosas. 
Supongamos que quiere memorizar una serie de artí¬culos de una lista de compras, tales como salsa de toma¬tes, lechuga, zanahorias, apio, papel higiénico, remola¬cha, naranjas y pasta de dientes. Resultará difícil recordar estos ocho artículos sin anotarlos en alguna parte, espe¬cialmente si tiene otros asuntos en que pensar; pero si los une formando una imagen en la mente, el trabajo será más simple. 
Como sugerencia, le mostraré cómo representar estos artículos en forma de "hombrecito"; Su cuerpo es la botella de salsa de tomate; su cabeza es la planta de lechuga; un brazo es una zanahoria; el otro es una planti¬ta de apio; sus ojos son dos remolachas; su nariz una naranja; está situado en una calle marcada con papel higiénico; y viaja en un cohete imaginario hecho con el tubo de pasta dentí¬frica. Si debe recordar diez artículos o más, todo lo que tiene que hacer es asociarlos en una for¬ma absurda como la anterior, y le será más sencillo memorizarlos todos. 
Los mismos principios deben aplicarse al tomar apun¬tes, debido a que es muy poco lo que queda en la memo¬ria después de escribir oración por oración en un anota¬dor. Pero si la estructura está co¬nectada en forma lógica, y los puntos importantes resaltan en el papel, le será mucho más fácil recor-dar en un futuro lo que escribió. 
Un método nuevo para tomar apuntes 
Un "registro computarizado" personal. Un cuadro sinóptico se proyecta en forma muy distinta de los apun¬tes comunes. Hasta cierto punto, puede compararlos con las hojas impresas de una computa¬dora o representacio¬nes gráficas de información. Estos esquemas le brindarán la posibilidad de gene¬rar imágenes fáciles de memorizar, lo cual sería imposible utilizando el método común de tomar apuntes. 
Un cuadro sinóptico debe ser viva imagen del material de un texto. 
Emplea líneas para separar las ideas principales de las secundarias. 
Pueden utilizarse lápices o lapiceras de distintos colo¬res para resaltar los temas importantes y para que queden impresos en la memoria con más facilidad. Por ejemplo, use un lápiz para las notas ten¬tativas tomadas durante las etapas de comprensión general y análisis previo; una lapicera de color negro para las llamadas en el análisis previo; el color rojo es ideal para agregar datos durante la lec¬tura; y el azul para el repaso final. 
Permite tomar nota con rapidez y ayuda a incentivar la creatividad y el pensamiento. 
Debe realizarlo y completarlo con datos nuevos con el libro cerrado, siempre y cuando sepa mu¬cho del tema, ya que si trata un asunto técnico o poco cono¬cido, es aconsejable que lo consulte cada tanto. Algunas de las ventajas son: ayudar a condensar el material, facilitar la asociación de concep¬tos y prove¬er una organización general de lo que leyó. 
Un cuadro sinóptico se traza de varias maneras y con distinto tipo de material. Las posibilidades de uso son conservar el material de lectura; recordar los hechos e ideas de textos, clases o conferen¬cias; programar la agenda personal; y documentar información rele¬vante. 
La prueba final: aplicar los métodos nuevos con éxito 
Para el lector común, los métodos que se han consi¬derado en este libro pueden utilizarse de mane¬ras diferen¬tes: leyendo publicaciones científicas, preparando discur¬sos y otras presentaciones orales, leyendo comunicados en la oficina, examinando reportajes formales, revisando la correspondencia diaria, y analizando y leyendo temas generales, como periódicos, o la lectura por placer, inclu¬yendo hasta el último best-seller. 
Pero para los estudiantes, los objetivos son un tanto diferentes: se relacionan en forma directa con los trabajos escritos y los exámenes. Ya nos hemos ocupado de las técnicas para la investi¬gación y los trabajos escritos, pero aún queda otro tema por resolver que pesa sobre todo en las calificaciones: cómo realizar una prueba con éxito. Separemos esta cuestión en dos partes: primero, la preparación; segundo, el desafío que implica. 
La preparación para el examen 
Al trabajar con estudiantes durante varios años, han surgido un número de reglas o principios cla¬ves que cola¬boran con la preparación completa que se lleva a cabo antes del examen, los cuales faci¬litaré para que los apren¬da y practique. 
Primer principio: no se precipite 
Mucho de lo que se ha dicho hasta ahora se centra en la importancia de la lectura y el estudio re¬gulares y en for¬ma relajada. Al comienzo, le aconsejé que leyera todos los libros y artículos asigna¬dos durante las primeras dos semanas del cuatrimestre, y que en ese momento también preparara los cuadros sinópticos sobre lo que leyó. Después sólo debía dedicarse a repasar los apuntes cada tanto y cuando fuera necesario; releer el material que considerara importante y difícil unos días antes de la prueba. De esta manera recordará el material por semanas y meses, a tal punto que estará familiari-zado con el mismo para utilizarlo en cualquier evaluación o debate. Un requi¬sito necesario e impor¬tante para aprobar un examen es estudiar bien los temas asignados. 
Si se precipita, por el contrario, sólo captará algunos aspectos superficiales de los libros y artícu¬los. Además, memorizar el trabajo de un semestre completo en un día resultará agotador y entorpe¬cerá la agudeza mental para realizar una prueba sobresaliente. 
De igual modo, algunos estudiantes obtienen muy buenas calificaciones estudiando en forma atropellada, pero su desempeño sería mucho mejor si emplearan nuestros métodos, y además, dis¬frutarían de la lectura. Un día o dos antes del examen, haga un repaso gene¬ral para ver si domina los hechos y conceptos importan¬tes, pero sin llegar al cansancio extremo o al pánico. He incluido un "inventario de distintas clases de exá¬menes" que recomiendo usar durante la última etapa de estudio. Pero verá que es mejor terminar con todo el día anterior a la prueba, lo que Permitirá ocupar ese tiempo en un procedimiento diferente. Le damos algunas sugerencias de qué hacer en ese tiempo de preparación para el examen, sin contar el últi¬mo día: 
Primero, recuerde los temas que más se han discutido en clase e identifíquelos en el cuadro si¬nóptico. Después asegúrese de que lo sabe por completo ya que es proba¬ble que algún punto esté incluido en la prueba. 
Segundo, lea libros u otro material pertinente, localice los asuntos de más importancia, como fe¬chas, terminolo¬gías o principios destacados por el autor. 
Tercero, determine las palabras, ideas y nociones nuevas que el profesor o los autores hayan en¬fatizado, en el transcurso de la lectura, en voz alta o por escrito. Pudo haber escuchado esas palabras o conceptos tantas veces que cree que los sabe, pero en realidad, nunca sabrá si una definición o des-cripción es la adecuada a menos que la ejercite. 
Cuarto, anote todas las preguntas que crea que el profesor puede formular, contestándolas en voz alta, y -como muchos alumnos consideran útil- prepare tam¬bién un cuadro sinóptico sobre esas se¬siones orales. 
Quinto, cuando repase el material, trate de explicar lo que aprendió con sus propias palabras. De esta manera logrará dos cosas: creará información exclusiva, demos¬trando que realmente entiende lo que leyó, y estará pre¬parado para volcar todo eso en la prueba. Los profesores prefieren que los alumnos expliquen el material con sus propias palabras, antes de que repitan como loros lo que ex¬presa el autor en su libro. 
Hay excepciones: a menudo hay vocablos y frases principales y relevantes de un tema que deben transcribir¬se textualmente en la hoja del examen, para demostrar 
que está familiarizado con los conocimientos básicos y el desarrollo del asunto. 
Por ejemplo, si prepara un trabajo escrito sobre biolo¬gía deberá emplear terminologías comunes como "géne¬ro" y "especie". 
Tampoco tendría valor escribir sobre la Gloriosa Revolución Inglesa de 1688 sin utilizar el tér¬mino "Revo¬lución Gloriosa".
También, utilizar las palabras del autor -o para el caso las del profesor- al hacer una cita, con la referencia correspondiente de su fuente, suele agradar a la cátedra. 
Sexto, repase todas las conclusiones a las que llega¬ron el profesor o el autor, para incluirlas en la prueba. 
Séptimo, los últimos días preocúpese de repasar los apuntes. Los objetivos básicos ahora son fijar en su men¬te lo que repasó hasta el momento, y también memorizar los temas principales y secunda¬rios. 
Al enfrentarse con una pregunta del examen, debe estar en posición de "registrar" su memoria y sacar la información que necesita para responderla. La mejor manera de hacer esto es grabando en la mente la estruc¬tura general del curso, la cual debe reflejarse en los cua¬dros sinópticos. 
En este punto, podrá ir a los libros de texto u otras fuentes por cualquier asunto que no incluyó en la sinop¬sis. Esta es la última oportunidad que tiene de hacerlo. Sin embargo, no se desanime si nece¬sita volver a leer algo: recuerde que ahora sabe cómo leer los libros con rapidez para obtener la in-formación adicional. 
Segundo principio: tome medidas drásticas para combatir la ansiedad previa al examen. 
Evite contestar las preguntas de otros compañeros el día anterior a la prueba. Eso no quiere decir que deba comportarse como un ser antisocial y no conversar con sus compañeros sobre ciertos pun¬tos que quizá pasó por alto. Sin embargo, es contraproducente analizar los temas en profundidad unas horas antes de la prueba, ya que el asunto en cuestión puede grabarse en la mente e influir de tal ma¬nera que perjudique la actuación de la memoria al tratar de recordar material diferente durante el examen. También, al tratar temas que requieren de mucha consideración, puede dificultar la condi¬ción de responder una pregunta similar en la prueba. Muchos estudiantes parecen agotar sus recursos al abordar ciertos asuntos tan cerca del examen. Por último, si le plantean una pregunta que siente que no puede contestar en forma adecuada, es proba¬ble que lo invada el pánico, y estalle: "¡Ay, no sé nada sobre eso! ¡Todos están mucho mejor preparados que yo!". 
En realidad, puede ser que esas preguntas no estén en la prueba, por lo menos en la forma en que esa perso¬na las planteó. Además, responder con espontaneidad mientras habla con alguien sobre el examen no le da oportunidad d-.z poner los cinco sentidos en funciona¬miento. Muchos se esfuerzan nada más cuando las cir¬cunstancias lo piden, pero de cualquier modo, no olvide que podrá cumplir con los requerimientos académicos en forma eficiente cuando tenga las preguntas frente a sus ojos, escritas en un papel, mejor que manejándolos en el aire. Como indiqué anteriormente, es buena idea formular y contestar ciertas preguntas que el profesor podría incluir en el cuestionario del examen. Sin embargo, esto debe llevarse a cabo con bastante anticipación, para tener la oportunidad de elabo¬rar en forma completa todas las respuestas posibles y así destinar el último día para repa¬sar y grabar en su mente los detalles finales. 
Reconozca que puede no saber todas las respues¬tas. La confesión de las propias limitaciones puede resul¬tar una buena experiencia para no engañamos a nosotros mismos. Muchas veces -así sea en forma consciente o no- damos por sentado que conocemos el material para el examen en su totali¬dad, y cuando descubrimos que no sabemos algo nos invaden el terror y el desaliento, y nuestro des¬empeño en la prueba decae. Por lo tanto, es mejor dar la prueba con este pensa¬miento en mente: "Al¬gunas cosas las sabré, y otras no. Pero todo depende de mí, así que tengo que hacer lo mejor posible y confiar en que lo que sé pesa más que lo que no sé". 
Continúe con su vida normal durante los días pre¬vios al examen. Por lo general, gran parte de su vida es en cierto modo tranquila, o por lo menos caracterizada por cierto equilibrio emocional. La ansiedad no es una propiedad común de la mayoría de las personas. Para controlar los distintos esta¬dos emocionales que acompañan las épocas de exámenes no debe cambiar sus hábitos regulares, siempre y cuando esas actividades sean convenientes. Si acostumbra todos los días a dedicar un rato de su tiempo a hacer ejercicio, a hablar de distintos temas con sus amigos, a mirar el noticiero o una película entretenida por televisión o tal vez rezar o meditar, continúe con ellos hasta el día del exa¬men. 
También es importante seguir una dieta natural y salu¬dable, y no -como muchas personas hacen- alterar los hábitos alimenticios o pasar por alto una de las comidas, como el desayuno, perdiendo .así las energías que necesi¬ta para el resto del día. Otros preparan comidas en abun¬dancia o ricas en calo-rías; en consecuencia, el aparato digestivo debe trabajar el doble y se sienten cansados y soñolientos. Como podrá ver, ambos extremos deben evi¬tarse. La rutina familiar, sin embargo, ayuda a apaciguar la mente y a contener la ansiedad. Pero re¬cuerde que su objetivo es relajarse y disminuir la tensión. Por otra parte, no es aconsejable quedarse levantado hasta muy tarde, tomar medicamentos o be¬ber en dema¬sía el día o la noche anteriores, aunque eso forme parte de la rutina. Esas actividades obstrui¬rán las facultades mentales, lo harán sentir culpable o irresponsable y la ansiedad e insuficien¬cia se agravarán. En síntesis, aléjese de cualquier actividad que lo deprima, lo induzca a pensar en forma negativa, o que en cierto modo lo perturbe. 
El desafío final: una filosofía breve de un examen exitoso 
Los mejores alumnos tienen un criterio académico bien afianzado en una filosofía basada en la experiencia de otros exámenes exitosos. 
Comprensión general del examen. Se trata de tener una idea general del mismo: su extensión, el tipo de pre¬guntas planteadas (narración, preguntas con varias posibi¬lidades, unir las opciones corres¬pondientes) y cuáles son las más fáciles o difíciles. 
A veces, en esta fase preliminar puede detenerse y anotar una respuesta corta para una prueba ob¬jetiva, pero la idea es captar la estructura general, como hacía durante la comprensión general de un libro. 
Preste atención a todas las indicaciones. A menu¬do, un alumno inteligente y bien preparado des¬aprueba un examen porque pasó por alto o no entendió las ins¬trucciones pertinentes. Para que tenga una idea de su importancia, realice el ejercicio siguiente, el cual ha sido usado en muchas de nuestras c1ases. (Puede hacer anota¬ciones en una hoja aparte, si lo desea.) 
Indicaciones: Siga las instrucciones al pie de la letra. 
De ninguna manera debe hablar o hacer preguntas. Man¬tenga la vista sobre el papel. Cuando haya terminado el ejercicio, quédese sentado en silencio hasta que el resto de la clase lo finalice. 
1) Lea la explicación antes de comenzar con los ejercicios. 
2) Proceda con cuidado y prudencia. 
3) Escriba su nombre en la esquina superior derecha de la hoja. 
4) Haga un círculo alrededor de la palabra "nombre" de la oración número 3. 
5) Dibuje cinco cuadrados pequeños en la esquina superior izquierda de esta hoja. 
6) Ubique una "X" en cada cuadrado. 
7) Haga un círculo alrededor de cada cuadrado. 
8) Firme con su nombre en la esquina inferior derecha de la hoja. 
9) Después de su nombre, escriba ¡sí, sí, sí! 
10) Haga un círculo alrededor de cada palabra de la ora¬ción número 8. 
11) Coloque una X en la esquina inferior izquierda de esta página. 
12) Dibuje un triángulo alrededor de la X. 
13) Del otro lado de la hoja multiplique 703 por 1850. 
14) Dibuje un rectángulo alrededor de la P4labra "hoja" de la oración número 3. 
15) Al llegar a este punto chasquee los dedos de la mano izquierda. 
16) Si cree que completó todas las indicaciones hasta ahora, escriba "lo he hecho" en la parte in¬ferior de la hoja. 
17) Del otro lado de la hoja sume 8950 a 9850. 
18) Dibuje un círculo alrededor de la respuesta y un cua¬drado alrededor del círculo. 
19) Cierre los ojos durante unos segundos. Ahora proce¬da con la pregunta número 20. 
20) Ahora que ha terminado de leer cuidadosamente, realice sólo el ejercicio número 3. 
Es fascinante observar a las personas cuando resuel¬ven esta prueba de discernimiento en nuestras clases. En general, sólo una o dos leen las explicaciones primero, llegan a la pregunta número 20 y escriben sólo su nom¬bre en la esquina superior derecha de la hoja. La mayo¬ría está entretenida dibu¬jando cuadrados, X, círculos, chasqueando los dedos y haciendo los problemas de arit¬mética. 
Es una lástima que muchas personas den los exámenes de esa forma, sin leer las indicaciones con deteni¬miento, y como resultado, caen en toda clase de errores innecesarios. Como se demostró en esta prueba, es abso¬lutamente esencial leer las indicaciones y seguirlas al pie de la letra. 
Reparta y organice el tiempo. Al comenzar a hacer el examen, el alumno debe separar algunos minutos del tiempo asignado para organizarse. Pero para ello, es importante detallar los distintos ti¬pos de pruebas que pue¬den darse. 
Consejos sobre los distintos tipos de exámenes 
Hay dos clases básicas de pruebas que los estudiantes deben encarar: objetiva o breve y narrativa. Dentro de la primera podemos encontrar cuatro categorías: verdadero o falso, preguntas con varias posibilidades, unir los correspondientes y respuestas objetivas. 
Para comenzar, hay ciertas observaciones que quisiera hacer, útiles para todas las pruebas objeti¬vas: antes que nada, lea las instrucciones con cuidado, y segundo deter¬mine cuáles son los puntos más fáciles y los más difíciles. Muchos prefieren contestar las preguntas más sencillas mientras hacen la comprensión general, para dedicarle el tiempo necesario a los puntos más complicados. 
A continuación le damos una guía de cómo manejar pruebas narrativas: 
Este tipo de preguntas infunde temor entre los estu¬diantes, ya que algunos dicen que "no escriben tan bien como para pasar la prueba", y otros tienen miedo porque no hay límite de información, y no se sienten seguros de la respuesta o enfoque correctos. 
Primer paso. Conozca e identifique las palabras claves que nos den una pista de la trama. 
Cuando localice una de estas palabras, subráyela y ponga su mente a trabajar en la dirección co¬rrecta. Las palabras claves incluyen lo siguiente: 
-"Explique". El profesor quiere que conteste la pregunta comentando sobre un principio o proceso determina¬do, cómo opera y cómo se emplea. 
- "Describa". El profesor espera que detalle el concepto, su naturaleza o algún proceso en especial que aparez¬ca en la pregunta. 
- "Discuta". Debe detallar los argumentos a favor o en contra del tema de la pregunta. 
- "Defina". El profesor exigirá la definición exacta del término o vocablo, ya que sólo una palabra o una línea no son suficientes. 
- "Compare". Deberá describir las ideas establecidas, los personajes y acontecimientos en forma breve e indi¬car cuál es su relación. Cuando organizó su respuesta, divídala en tres partes; 1. las des¬cripciones fundamen¬tales del tema; 2. en qué se parecen; 3. en qué se diferencian. 
- "Enumere". Haga una lista de cada punto como si los estuviera contando y -a menos que las indicaciones sean diferentes- no incluya descripciones. 
- "Pruebe". Aquí debe confirmar las evidencias, hechos o números para demostrar que lo que usted escribi6 es real. 
- "Organice". Deberá hacer una lista de las ideas impor¬tantes y agrupar las de menos influencia debajo de éstas como soporte, 
- "Evalúe". Debe dar los detalles a favor y en contra de la posición o situación establecida, y esta¬blecer con¬juntamente la opinión o conclusión personales. 
- "Resuma". El profesor pedirá una exposición breve de los puntos principales, pero sin entrar en detalle. 
Segundo paso. Analice cada una de las preguntas del trabajo escrito. 
Por ejemplo, supongamos que hay siete preguntas y debe responder por lo menos a cuatro en el tiempo per¬mitido de dos horas. 
Por medio de la técnica de análisis previo, debe leer todas las preguntas utilizando el movimiento de manos en S o el signo de interrogación. Cuando terminó, prepare un cuadro sinóptico breve y complete con los puntos más importantes que necesita para responder las preguntas, ya sea en otra hoja de papel o en el mismo margen. Rea¬lice esta operación con todas las preguntas, aunque final¬mente seleccione sólo cuatro. 
¿Cuánto tiempo le llevará el proceso completo? Por lo general recomendamos dedicarle alrededor de un cuarto o un sexto del tiempo total permitido. Por lo tanto, con respecto a nuestro ejemplo, de¬berá emplear veinte minutos o media hora. 
¿Por qué es necesario hacer un cuadro sinóptico en secciones para todas las preguntas? 
Primero porque es difícil o casi imposible evaluar los conocimientos sobre una pregunta sin tener una opinión formada de ella, lo cual será más fácil si lo ponemos por escrito. Si usted echó una mirada a las preguntas y en seguida hizo su elección, descubrirá más tarde que sabía mucho más sobre una de las preguntas que descartó, y que tal vez a simple vista le había parecido difícil. 
Segundo, una pregunta que al principio parece sencilla, en realidad puede no serio, ya que no tiene la información concreta que sustente la opinión y la conclusión. Por lo tanto será mejor tomar en cuenta la prueba en su totalidad, aunque ¡hágalo rápido! No desperdiciará su tiempo, Ya que de esa manera estará en posición de eva¬luar todas las preguntas y seleccionar las que realmente le convengan. 
Tercer paso. Utilizando los cuadros sinópticos como guía seleccione las cuatro preguntas correspondientes. 
Cuarto paso. Establezca un límite de tiempo para el resto de la prueba. 
Sigamos con el ejemplo anterior. Tiene dos horas para completar el examen y ya ha usado media hora para analizar y hacer los cuadros sinópticos sobre las siete pre¬guntas. También ha elegido las cuatro que va a contestar. 
¿Qué hará en la hora y media restante? Primero cal¬cule los minutos, es decir noventa en total. 
Ahora separe veinte minutos para revisar la ortogra¬fía, el estilo y el sentido en general. Eso le deja setenta minutos para escribir las respuestas; por lo tanto divídalos por cuatro (el número de preguntas que debe contestar), y obtendrá dieciocho minutos para cada una. 
Quinto paso. Comience a escribir, guiándose por el cuadro sinóptico. 
Quizá agregue notas recordatorias u otros datos cuan¬do empiece a contestar, pero emplee sólo unos segundos. Recuerde que su objetivo principal es escribir las respues¬tas. Mientras escribe, orga¬nice el trabajo lo más simple que pueda. Es conveniente dividir las res¬puestas en tres partes: una in-troducción breve; el cuerpo, que contiene los puntos fundamentales y los hechos que lo sustancian; y una conclusión, que consiste en un resumen de los temas principales y su opinión personal. 
Es importante tratar de mantenerse dentro de los limi¬tes estipulados. A muchos les ocurre que el tiempo no les alcanza para terminar el cuestionario porque lo pierden con la, primera o segunda pre¬gunta. Si se excede un minuto o dos en una pregunta, no hay inconveniente alguno, en especial si quiere elaborar una idea importante. Además aún le quedan los veinte minutos finales para repasar. Pero no traspase demasiado los limites de tiempo o no podrá revisar, corregir y repasar el trabajo. 
Piénselo de esta forma: si se pasa en cinco minutos para cada una de las preguntas, eso sumará veinte minutos, es decir, el tiempo que le quedaba para el repaso final. O si no toma en cuenta el tiempo, como hacen muchos, y se sobrepasa en diez o doce minutos con las primeras tres respuestas, le será imposible desarrollar la última. Algunos alumnos se oponen a este tipo de disciplina. "¿Por qué organizar las cosas para utilizar dieciocho minutos o menos en cada una de las preguntas? Después de todo, la prueba dura dos horas, entonces ¿por qué no darle media hora a cada una?" Otra vez, medite el procedimiento que he explicado: Primero, ya ha utilizado más de dieciocho minutos para cada una de las preguntas, al dedicar la primera media hora a organizar y pensar sobre ellas y hacer el cuadro sinóptico. También con una evaluación en profundidad estará capacitado para elegir las cuatro que más le convienen. Piense la angustia y frustración que sentiría si escribe sobre cuatro temas y descubre al finalizar que eligió la pregunta equivocada; y cuando se da cuenta de esto el examen ya terminó y así pasará horas o días recriminán¬doselo. "¿Por qué no pensé en el examen? ¿Por qué no leí todas las preguntas con cuidado?" Este sistema reducirá las posibilidades de que eso su¬ceda. 
Sexto paso. Repase y corrija las respuestas. 
Recuerde que siempre tiene que leer el trabajo primero, aun si trata temas científicos o técnicos, y trazar el esquema y el cuadro sinóptico de cada una de las respuestas. 

STANLEY, D. Frank "Cómo recordar todo lo que leemos", Traducción del inglés ELDA OLIVO.Ed.Planeta.